Tienes un jardín y te estás debatiendo entre pérgola o porche, ¿qué es lo que más te conviene? Ambas opciones tienen sus ventajas y desventajas, por eso antes de tomar una decisión lo mejor es explorar cada una de ellas. Aunque ya te anticipamos que vas a tener más libertad de decisión con una pérgola de techo móvil.
Porche o pérgola, ¿qué me da más libertad?
El porche ha sido y sigue siendo una de las opciones más populares para combinar aire libre y protección. Cuando sales al jardín está claro que buscas disfrutar de las vistas, del aire fresco y del sol. Y un porche lo hace posible.
Sin embargo, al ser una construcción de obra es más rígido y, digamos, más aparatoso. Aunque las columnas o pilares sean finos, la cubierta de tejas y el techo de escayola o madera son estructuras fijas. El sol, la iluminación y la ventilación pueden verse frenadas por esta estructura.
Además, los porches siempre están adosados a una pared, mientras que una pérgola puede estar adosada o puede ser de tipo isla e instalada en cualquier punto del jardín.
Un porche de obra amplía los metros cuadrados habitables de la vivienda, ya que se convierte en una estancia más solo que abierta.
Una pérgola de techo móvil, máxima funcionalidad
Si optas por una pérgola de techo móvil la libertad para disponer de cómo quieres ese espacio del jardín es completa. Según el tiempo que haga, la actividad que vayas a realizar y, simplemente, lo que te apetezca en cada momento, puedes abrir o cerrar el techo.
Las opciones de cubierta móvil son varias:
- Pérgola de toldos
- Placas de policarbonato
- Sistema bioclimático
Destacamos las pérgolas bioclimáticas porque se podría decir que son una versión moderna y mejorada del porche tradicional. Su cubierta está hecha de lamas de aluminio que se pueden cerrar por completo garantizando el aislamiento igual que un tejado tradicional.
A la vez dan la posibilidad de abrir el techo por completo para disfrutar del sol y del aire. Y su valor diferencial es que con el techo extendido se puede variar la orientación y el grado de inclinación de las lamas. De este modo se controla la luz y la temperatura del espacio interior.