Una manera de diferenciar tu jardín de todos los demás es personalizando tu pérgola. Puede parecer que no es posible porque las estructuras son muy similares, sin embargo con unas cortinas para pérgolas a medida puedes aportar un toque original y distintivo.
Las principales opciones son:
- Cortinas de tela
- Cortinas de cristal
Tejidos y colores que aportan calidez
Al pensar en cortinas para pérgolas a medida una de las primeras opciones que se nos viene a la mente son las cortinas de tela. Un clásico en la decoración que aporta carácter y confortabilidad a tu jardín.
Hay diversas opciones de tejidos, una de las más populares son las cortinas de gasa. Una tela muy fina que permite pasar el aire para tener un espacio bien ventilado pero libre de moscas e insectos.
Otros tejidos que encontramos para cortinas de pérgolas a medida son el tergal o el lino. Son telas más fuertes que aíslan el interior y ayudan a disfrutar de un espacio protegido y con una luz agradable.
Además, las cortinas de tela visten muchos. Su color y el movimiento con el viento dan un toque elegante y bohemio al jardín.
Cortinas de cristal para pérgolas a medida
Otra forma de personalizar tu pérgola es con unas cortinas de cristal. Son una opción moderna y práctica que proporciona aislamiento a la vez que permiten disfrutar de un espacio bien iluminado y con vistas.
Las cortinas de cristal son paneles de cristal que pueden incorporarse a la pérgola con un sistema plegable o corredizo. Son muy ligeras y se desplazan con suavidad por los rieles o perfiles de aluminio. Así cuando no se necesitan dan mayor sensación de amplitud.
Para mayor comodidad los paneles, una vez abiertos, tienen un fijador que impide que se muevan.
Paneles de alta resistencia
Una de las dudas que plantean las cortinas de cristal es la resistencia. Pero puedes estar tranquilo, el grosor de los cristales puede ser de 6, 8, 10 o 12 mm que, según la altura de la pérgola y la ubicación es suficiente.
Además, todos los cristales están probados para garantizar su resistencia ante el desgaste, el agua, el viento e incluso la niebla salina.