En el verano hay calor y sol a raudales, pero también hay tormentas de verano y fresco. Para que haga el tiempo que haga puedas disfrutar de tu jardín lo mejor que puedes hacer es instalar una pérgola bioclimática.
Es una solución práctica que te permite decir cuándo quieres sol, cuándo sombra y siempre con la temperatura adecuada para cada momento del día. ¿Cómo? Gracias a su sistema de lamas orientables que puedes colocar en la posición que quieras para dejar entrar sol o viento o cerrar por completo el techo.
Lamas móviles de aluminio, la clave
Como ves las lamas de aluminio son la clave de una pérgola bioclimática. Son listones de un grosor bastante fino pero que protegen perfectamente de los rayos solares y de la lluvia. Al ser de aluminio su resistencia y durabilidad ante la corrosión, por ejemplo, de la lluvia está garantizada.
Este mecanismo consta de un sistema que permite variar su posición de 0 a 135 grados y girar a derecha e izquierda. Esto permite regular la entrada de luz y de viento para tener la temperatura que queremos en cada instante. Es una manera eficiente de aprovechar las condiciones climáticas y evitar el gasto de energía.
Una pérgola bioclimática que aísla tu espacio interior
Uno de los aspectos diferenciales de una pérgola bioclimática es que aísla por completo el interior y en caso de lluvia intensa puedes seguir tranquilamente en el jardín.
Esto se consigue cerrando por completo las lamas y no tienes que preocuparte por si hay filtraciones porque la pérgola bioclimática incluye un sistema de gomas que sellan las lamas e impermeabilizan el interior.
Además, el sistema de gomas actúa como amortiguador ante los golpes de viento, reduciendo el ruido y aumentando la confortabilidad.
Y todo esto lo puedes controlar de la manera más sencilla con un accionamiento motorizado que permite variar la posición de las lamas de manera fácil y sin esfuerzos.